De hecho, ningún éxito se sostiene en el tiempo sin una alineación plena, sustentada en aspectos que salen de la conciencia, el corazón, y la mente bien adiestrada bajo una guía divina, que deje fluir los más nobles sentimientos y que hagan de ti un auténtico líder a quien los demás están dispuestos a seguir y acompañar en esta ruta. Por eso es importante reforzar los principios y valores para lograr un modelo sólido y reforzar así nuestra personalidad.
PRINCIPIOS: son las leyes naturales externas a nosotros y que en última instancia, controlan las consecuencias de nuestros actos. Operan al margen de nuestra conciencia. Los principios son las actitudes consecuentes de los valores asumidos. Por ejemplo: nuestro valor es la honestidad, en consecuencia, uno de los principios que deriva de este valor es no robar.
VALORES: el concepto de valores hace referencia a aquello que es positivo y que valora la persona. Estos pueden ser innatos como la bondad o la misericordia, o aprendidos, como el respeto y la responsabilidad. Pero también se conocen como las creencias fundamentales que nos ayudan a preferir o apreciar unas cosas en lugar de otras, o un comportamiento en lugar de otro. Son fuente de satisfacción y plenitud. Además, son internos y subjetivos y orientan nuestra conducta; nos proporcionan una pauta para formular metas y propósitos personales y/o colectivos.
En las organizaciones como Vision Travel, los valores permiten que sus integrantes interactúen de manera armónica. Influyen positivamente en su formación y desarrollo como personas y facilitan alcanzar objetivos que no serían posibles de manera individual. Pero ¿para qué nos sirven los valores? Son una guía para nuestro comportamiento diario, una brújula en el camino ante las dificultades, los impulsos, los tropiezos e inclusive ante nuestros logros personales para no hincharnos de ego. Los acatamos por convicción, no por imposición; son nuestro fundamento de vida y nos ayudan a dar el ejemplo.
Sin pretender ser como una autoridad libre de fallas y pecados, les mencionaré algunos de esos valores que seguro conocemos, pero que resulta provechoso refrescarlos juntos: la honradez, la solidaridad, la responsabilidad, el deber, la lealtad, la ética, la libertad, la caridad, la modestia, la templanza, la justicia, la honestidad, la verdad, la tolerancia, la prudencia, la amistad, la fidelidad, la fortaleza, la igualdad, la bondad, el amor, la humildad y la integridad, entre otros.
En nuestras organizaciones debemos actuar con respeto, compañerismo, compromiso, paciencia, apacibilidad, dispuestos a ser adiestrables y con deseos de superación. Igualmente, los antivalores como la arrogancia, la soberbia, la mentira, la deshonestidad, el irrespeto, la irresponsabilidad, la infidelidad, el perjuicio, el prejuicio, la envidia y la falta de tacto, entre otros, no deben estar en nuestro estilo de comportamiento.
La práctica o no de estos valores es una decisión muy personal. Si nos apegamos a ellos y los hacemos un “estilo de vida” el éxito estará garantizado. Seremos mejores líderes en la medida en que otros vean en nosotros el reflejo de lo que ellos quieren ser. La puesta en práctica de estos Principios y Valores nos harán auténticos “Networkers”.
Pertenecemos a una empresa seria, trabajadora, innovadora, anclada en las tendencias mundiales, puntal en tecnología, sistema de compensación, incentivos, promociones, viajes, reconocimientos e innumerables beneficios. En cada uno de nosotros está ser modelo de conducta y ética profesional. Podemos tener los más numerosos equipos de gente trabajando, pero si no practicamos estos Principios y Valores sin quebrantarlos, todo nuestro esfuerzo podría derrumbarse en un abrir y cerrar de ojos.
Por lo tanto, debemos procurar ser siempre buenos ejemplos a imitar y duplicar. Si es así, es inevitable el éxito.
Por: Marcos Rashid